Etiquetas: TEUCOTeatro Callejero – Andrés Pérez

Rodolfo Pulgar

actor

… el teatro callejero es un teatro guerrillero.

21 de abril de 2022

¿Nos puedes contar cómo fueron tus inicios en el teatro callejero?

Habré comenzado a trabajar en la calle el año 1982 aproximadamente. Ahora en qué momento y circunstancia no recuerdo. Yo ya conocía a Andrés Pérez de la escuela, él había sido coreógrafo en una obra en la que participé en 1978. A su casa empecé a ir junto a María Izquierdo el año 1981. En ese tiempo montamos una obra con Rosa Ramírez, Tito Bustamante, dirigida por Andrés. Creo que durante esos años él creó el TEUCO. 

Por lo tanto, ¿Comenzaste a trabajar dentro del Teatro Callejero, no con el TEUCO?

No, con el TEUCO no. Comencé -yo creo – con las Bienaventuranzas (1983)

¿Crees que existe una diferencia entre el teatro en la calle con el teatro callejero?

Lo que hicimos ahora con Horacio, para mí es teatro en la calle. Este homenaje a las Bienaventuranzas de Andrés, pero para mí no es teatro callejero. En el teatro callejero el público no está instalado, el público va pasando, por lo tanto, es un teatro urgente y es de pasada. Yo creo que las Bienaventuranzas, las originales, no duraron más allá de veinte minutos. Tienes que pensar que en dictadura había que salir corriendo, no teníamos permiso ni nada por el estilo. Por lo demás, no había que tener dos dedos de frente para darse cuenta de que era una obra antidictadura.

Por lo tanto, para mí la gran diferencia se da porque el teatro callejero es un teatro guerrillero. Teatralmente es así, por eso el vestuario es tan precario, es tan sucio, porque es de la calle y teníamos que competir con al menos dos grupos por las calles.

A lo mejor estoy equivocado y cualquier obra de teatro que esté en la calle es teatro callejero. Ponte tú en esos años, quizás unos años después, la Municipalidad de las Condes, financiaron a estos grupos que también hicieron teatro callejero, pero se trataba de un teatro financiado. Era bastante acomodado, creo que era un teatro mini clásico en la calle, más elaborado. 

Además, del Teatro Callejero ¿Perteneciste a otras compañías de teatro que realizaran su trabajo en la calle?

Yo salí de la Escuela de la Universidad de Chile el año 1980, ahí comencé a trabajar en compañías. Pero teatro callejero yo solo hice con Andrés Pérez, porque prácticamente sino lo hacía Andrés, nadie lo hacía.

¿Cómo se preparaban para actuar? ¿Seguían alguna metodología?

Sí, claro. Siempre, mucho training, cosa que yo he odiado toda mi vida, lo reconozco. Pero el teatro igual es training. Tenías que hacer training vocal después del físico, y después, de acuerdo con el montaje practicar zancos o jugar con las pelotas o cualquier cosa circense. Además, para Andrés la parte física siempre fue muy importante, acuérdate que él era bailarín y coreógrafo. Él se formó en la escuela de danza de la Universidad de Chile. Entonces, había mucho training y mucho juego y propuestas. Él iba aceptando lo que se le iba proponiendo y después hacía un collage. Al menos esa es la sensación que yo tengo con los montajes de él, su trabajo se trataba de hacer propuestas, propuestas, se llenó de propuestas y después se fue uniendo y el resultado final era un collage. Entonces había canciones, payasos, milicos, poesía, por eso es que cuando a los dos años viene La Negra Ester a mí no me extrañó. Andrés iba derecho para allá.

 

¿Crees que podrías definir una estética específica del teatro que trabajaste con Andrés? 

¿Estética? …Pobre, imaginativa, porque trabajamos con Maya Mora y se hacía muy buena artesanía. Además, como artista plástica también ella estaba en su guerrilla y estaba en la onda cadáveres, esqueletos, en una estética muy fuerte. 

Con respecto a las Bienaventuranzas ¿cómo llegas a ese proyecto?, ¿cuál es tu sensación con respecto al tipo de trabajo que estaban haciendo y el contexto político – social?

Estábamos en plena dictadura, pero ya se veían los primeros atisbos de protesta. Cómo llegué, no tengo idea, yo no sé si todos éramos así porque éramos de la Universidad de Chile o no. 

En esa época yo ya vivía solo, por lo tanto, había que trabajar, y eso llevaba a que muchas veces no se tomara el peso de lo que podía pasar.

¿En cuánto tiempo se montó las Bienaventuranzas

No mucho, ahora con los años se me hace largo, porque todos probamos zancos y no una vez. Mínimo habrá sido un mes, un mes y medio. 

¿De qué trata la obra?

En un principio yo pensé que era más simple y que era una especie de mensaje subliminal para la época de horror, que eso era todo. Pero ahora, con esta arqueología que se realizó, donde se le sacó el polvo y todo, me parece que no se puede obviar el mensaje cristiano que hay allí, nos guste o no nos guste, no es solo esta poesía. Como sea, trata de un mensaje esperanzador.

Pensando en el contexto de la época, también se puede decir que se refiere a la fragilidad de la iglesia militante, para no decir las minorías, contra el poder.

Es que cualquier minoría, contra cualquier poder. Era obvio ahí cuál era el poder. 

Claro, era obvio y era obvio cuáles eran las dos posturas. Era una metáfora puesta en escena, pero siempre con un mensaje valiente, optimista, esperanzador, que hay un futuro mejor, que hay un lugar para nosotros.

En relación a esto, ¿de qué forma crees que se articula lo religioso de esta forma de hacer teatro con lo político?

Yo creo que la política y la religión están super ligadas. No hay mensaje más de izquierda que el de Jesucristo. O sea, seguir a Jesús al pie de la letra, más allá de los milagros, la religión y la institución, es revolucionario. Jesús perseguido, migrante, humilde, pacifista, ¿qué más? En ese sentido, no solamente Andrés Pérez, sino que cualquier persona con cinco dedos de frente piensa que Jesús es un revolucionario, le guste o no le guste a la misma Iglesia, te das cuenta.

Lo que pasa es que uno no puede olvidarse de que el Andrés estuvo un tiempo en el seminario. Entonces, ahí yo, como excatólico; también empiezo a ver su visión, sus búsquedas. Además, Andrés siempre fue un tipo iluminado, entonces cuando él hizo a Mahatma Gandhi, no fue una novedad, emanaba de su espíritu, y él vivía su maldad y su bondad.

 

¿Qué enseñanzas puedes desprender del teatro callejero que hiciste con Andrés Pérez?

Por ejemplo, que mientras menos texto mejor, justamente por la voz y por eso las Bienaventuranzas era casi teatro mimo. 

Otra cosa, mientras más alto mejor, porque así te veías de todas partes. Andrés quería que toda la gente lo viera, porque si se juntaba mucha gente y estábamos todos al mismo nivel se perdía. Por lo tanto, por eso las máscaras, las banderas en las astas, los zancos, de eso me acuerdo perfecto. 

 

¿Cómo crees que se plantean estas obras respecto al poder imperante, de qué forma se relacionaron con él, no solo a nivel discursivo, sino que a nivel práctico?

Tú hablas en plural, como si hubiésemos hecho varias cosas y para mí fueron tres instancias cortas, porque tampoco se trataba de temporadas largas. Entonces, cada una fue distinta a la otra. Por ejemplo, en el año 1989, cuando trabajábamos en el Parque Forestal, ya actuábamos en andamios, entonces no teníamos miedo de andar corriendo a pesar de que el discurso era incluso más fuerte. Porque ahí estábamos diciendo que todos estos años había existido tortura, muerte, desaparecidos, todo eso, pero disfrazados en este teatro callejero, con estos andamios y con las banderas y los esbirros. Era casi un carnaval. No teníamos la necesidad de que existiese una metodología para reaccionar. Después de haber estado detenido cinco días… recordé lo que Andrés me decía: “tú agarra la bolsa con la plata y corre”, porque yo tenía pánico porque la campaña del terror siempre existió. Si te pillaban una segunda o tercera vez, ya no te llevaban los pacos, sino que un CNI se hacía cargo de ti. 

Pero no era que estuviésemos preparados, eran cosas que sucedieron simplemente. 

Había gente que en ese tiempo nos seguía mucho, gente amante del teatro, había una señora que parece era del PC, no estoy seguro, pero ella andaba con un garrote en el chaquetón, nos custodiaba. Donde íbamos a dar funciones ella nos iba a proteger. 

¿Sabes? siempre he pensado: ¿por qué el TEUCO llama tanto la atención?, ¿será porque tuvo nombre? Porque nosotros no tuvimos nombre, y el período del TEUCO de Andrés fue cortito.